La presidenta de la Asociación Española de Fundaciones (AEF), Pilar García Ceballos-Zúñiga, participó este lunes 8 de julio en el curso de verano 'El papel de las fundaciones en una sociedad en transformación' celebrado en la sede de La Rábida de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) y organizado por la Fundación Cepsa en colaboración con la AEF y Asociaciones Fundaciones Andaluzas (AFA). En el curso se ha puesto de manifiesto que la profesionalización, la comunicación y la colaboración son tres de los grandes retos en los que tienen que avanzar las fundaciones, verdaderos agentes catalizadores y de cohesión social, capaces de dar respuesta con agilidad y flexibilidad a los actuales desafíos.
Durante la apertura del mismo, la directora de la Fundación Cepsa, Teresa Mañueco, se refirió a la importancia de “poner en valor lo que representa el sector fundacional y lo que puede aportar como agente de cohesión y con visión a medio y largo plazo”. Por su parte, la viceconsejera de Justicia, Ana Corredera, precisó que, para la Junta de Andalucía, las fundaciones son “esenciales y fundamentales y tenemos la mano tendida para trabajar y colaborar con ellas” pues son “un elemento catalizador entre la administración y la sociedad civil, ya que a veces llegan donde nosotros no podemos llegar”. Corredera detalló que en Andalucía hay registradas en torno a 1.500 fundaciones, de las que unas 800 están activas.
La presidenta de la AEF fue la encargada de abrir la parte académica del curso y resaltó que una fundación se caracteriza, principalmente, por ser una organización sin ánimo de lucro y dedicada a fines de interés general, e hizo un repaso por su variada tipicidad, tras lo que destacó que, actualmente, las fundaciones en España mueven un presupuesto de “alrededor de 17.000 millones de euros, representando el 2,4 del PIB, generan más de 200.000 puestos de trabajo directos y benefician a más de 40 millones de personas”.
Asimismo,García Ceballos-Zúñiga remarcó el carácter filantrópico de las fundaciones y su evolución, y se refirió a retos como la necesidad de involucrar a la generación 'milenial' en la labor de estas al considerarla “responsable de la continuidad” de las fundaciones y de esa filantropía que abanderan y a la imperante necesidad de ir adaptándose a esa transformación social.
Tras asegurar que las fundaciones “estamos sufriendo los mismos retos que la sociedad actual”, remarcó la necesidad de “dar una visión global de las actividades que realizan”, algo para lo que es muy importante “la transparencia y rendir cuentas; atraer y retener talento en esos perfiles que son necesarios para poder adaptarnos al futuro y tejer alianzas con otras fundaciones”.
La presidenta de la AEF abundó en esta realidad durante una mesa redonda posterior, moderada por Vanessa Moreno, presidenta de Dircom Andalucía, junto a Esteban Rondón, director general de Justicia Infantil, y Juan Luis Muñoz Escassi, director gerente de AFA. Rondón incidió, como antes la viceconsejera, en “tender la mano al sector, porque si bien se ha hecho mucho, hay más en lo que avanzar” y se refirió a medidas adoptadas por la Junta como la reactivación del Consejo Andaluz de Fundaciones, en 2023; la creación del Premio de Fundaciones u otras enfocadas a la simplificación administrativa y a favorecer la digitalización.
Muñoz Escassi, por su parte, defendió firmemente la necesidad de profesionalizar las fundaciones, herramientas fundamentales de transformación: “la buena voluntad no las gestiona y tienen una responsabilidad muy importante”, por ello considera que de ello “depende su futuro; hay que gestionarlas como empresas”. Además, abogó por resolver uno de los principales problemas a los que se enfrentan hoy día, la comunicación, coincidiendo con la presidenta de la AEF en que “hay que contar lo que hacemos”, así como en que ha de haber alianzas entre las propias fundaciones.
A estas alianzas también se refirió Teresa Mañueco, que ha abordó el rol de las fundaciones corporativas y dijo que “si lo que queremos es tener impacto son necesarias dichas alianzas; solos es mucho más fácil trabajar porque decidimos los proyectos y los ejecutamos, pero no tendremos el mismo impacto, será mucho mayor si trabajamos conectando ideas con otros”. Asimismo, señaló que para que una fundación funcione lo primero es tener claro “en qué quiero ayudar a la sociedad” y “definir una estrategia realmente sólida que toque temas que realmente tienen relevancia para la sociedad y fijarse un compromiso a medio largo plazo”, algo que hacen desde la Fundación Cepsa.
En este punto, dejó claro que, si bien se alinea con los intereses de la fundadora, la compañía Cepsa, hay entre ellas “una línea que no se cruza en cuanto a los grupos de interés o los negocios de la comunidad; una fundación corporativa se debe al interés general, hay que recordar que no tiene que haber ánimo de lucro, que no puede ser un vehículo para vender una imagen de la compañía”.
El curso también contó con la participación de Anabel Suso, coordinadora del Observatorio de Transición Justa y consultora de Red2Red, quien indicó que las fundaciones están llamadas a jugar “un papel innovador al tener la oportunidad de tener mucha más flexibilidad que la administración pública” y, en ese sentido, “a desarrollar políticas públicas y, sobre todo, desde el lado de la experimentación, que es algo que a veces la administración pública no tiene el marco, ni el tiempo ni la posibilidad”. “Han de salir de esa zona de confort en la que se han movido hasta ahora y tener una visión un poco más de prospección a futuro y de ayudar a redefinir y validar políticas públicas para solucionar problemas acuciantes” como, por ejemplo, en el caso de la transición ecológica.
A esa transición ecológica también se refirió Julián Bejarano, del Instituto para la Transición Justa, indicando que “tiene muchos retos desde el punto de vista social”; se centró en el hito que para la transición energética en España ha tenido el cierre del carbón y cómo la labor de la fundaciones pueden ayudar a la labor que está haciendo el Ministerio para la Transición Ecológica. "Las administraciones públicas tienen una perspectiva muy macro, somos capaces de desplegar recursos e instrumentos para abordar los problemas a nivel más macro, pero a la hora de hilar fino y de aportar soluciones a situaciones muy concretas, las fundaciones están llamadas a jugar muy importante, así como a la hora de hacer llegar los recursos de la administración a todo el territorio, complementando el papel principal de la administración”, explicó.